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Julia, te echaremos de menos

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El viernes pasado tuve que acercarme al Hipercor a hacer unas gestiones y como la Heredera se estaba poniendo un poco frenética decidimos que iría a cansarse un poquito al parque de bolas que hay en sus instalaciones. Al llegar vimos a otra niña y a un señor y la de la puerta le preguntó a la Heredera si tenía pis para que lo hiciera ya que no les dejan salir a hacer pis si no hay un familiar. Ella dijo que no y la chica que estaba a su lado, que se llamaba Julia, dijo que sí.

Dramatización de la cara de buenas.
La de la puerta del parque de bolas aprovechó para preguntarle a las dos cuántos años tenían y que si tenían ganas de hacerse un pintacaras. En cuanto le dejé mis datos a la chica de la puerta me fui a enviar un libro* que me habían pedido ya que hay una oficina de Correos en el mismo edificio.

Estando en la cola, me llaman desde un número desconocido:

Patch en modo odio esperar la cola de correos: Sí, dígame

Señorita sobrepasada por los acontecimientos:¿Es usted Patch?

PEMOELCDC: Voto a bríos que sí lo soy.

SSPLA: Tengo aquí a una señora que dice que es la madre de Julia, soy la responsable del parque de bolas.

Mientras tanto, la Heredera.

PEMOELCDC: Ajá.

SSPLA:¿Es usted la madre de Julia?

PEMOELCDC: No, soy la madre de la Heredera, la de los tres años, esa que habla por los codos.

SSPLA: ¿Pero no de Julia?

PEMOELCDC: No.

SSPLA: ¿Y su DNI no es XXXXX?

PEMOELCDC: Sí, sí que lo es.

SSPLA: Tengo un papel firmado como que usted es la responsable de Julia. ¿Y usted qué tiene que ver con ella?



PEMOELCDC: Nada, hoy la he visto por primera vez.

SSPLA: Pero si su hija ha entrado de la mano con Julia al parque de bolas.

PEMOELCDC: Es que es una niña muy sociable, ¿sabe usted?

SSPLA: Pero es que ha firmado como que Julia es su hija.

PEMOELCDC: No es posible. He firmado como que la Heredera es mi hija.

SSPLA:¿Y qué le digo a esta señora que dice que es la madre de Julia?

PEMOELCDC: Eh pues dígale que tiene una hija muy maja, claro. Y que se le críe con salud.

SSPLA:¿Pero va a venir a llevarse a Julia?



PEMOELCDC:¡De ninguna manera! A no ser que duerma toda la noche del tirón.

SSPLA: Bueno, le daré la niña a esta señora...

PEMOELCDC: Sí, eso estaría bien.

Al final volví a por la Heredera y comprobé que en efecto había firmado como que yo era la responsable de Julia (sin gafas no veo tres en un burro de cerca, habría firmado la rendición de Breda si me hubieran puesto ese documento delante). Por lo visto la niña se había acercado a curiosear y, pese a que sus padres le habían prohibido entrar vio su ventana de oportunidad y aprovechó.

Espero que la responsable del parque de bolas no tenga represalias porque fue un lamentable malentendido.

Julia, si lees esto, que sepas que nunca te olvidaré. Durante dos minutos fuiste mi hija mayor favorita.
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* El libro, que está a la venta en la tienda a la salida del teatro, te lo puedo enviar donde quieras de España firmado por mí por un precio de 14 euros gastos de envío incluidos. Para otras partes del mundo, consultar.

El problema leguminoso de los deberes de la heredera

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La heredera acaba de cumplir cuatro años y estamos contentos con el cole en términos generales. Ella está contenta, aprende cosas nuevas cada día y aún no tiene ideas malvadas ni quiere delinquir. El problema es que, al igual que el año pasado, nos han encargado un trabajo más difícil que la vida misma.

En esta ocasión (sentaos si no lo estáis ya) teníamos que hacer un mapa mundial geopolítico de la distribución del sector agrario dedicado a las leguminosas. Ajá, yo puse exactamente la misma cara que vosotros.

Mi primera reacción fue mandar a mi mejor secuaz en busca de alguna pista sobre quién cultivaba leguminosas, por qué y dónde hacía tal actividad. Mientras, pregunté a mi amigo el que es doctor en biología que me dijo que hay vida más allá de los garbanzos y de las lentejas. Y que ¡sapristi! Los cacahuetes y los altramuces también son leguminosas además de aperitivos.

Fujur en busca de la leguminosa perdida
Una vez averigüé que las leguminosas se cultivan por todo el mundo, mandé una nota a la profe porque no podía creer que le hubiera puesto esos deberes a la heredera (que, recuerdo, tiene solo 4 años como Caillou). Le pregunté si valía con cultivar una lenteja en un vaso de yogur, actividad leguminosa donde las haya, y que es apta para todos los públicos por si podía ahorrarme hacer los deberes.

Dramatización

Por supuesto no coló. Así que nos tiramos dos tardes pegando lentejas, garbanzos, judías y cacahuetes en un mapa (de España, eso sí) con mucho pegamento de purpurina*. Evidentemente cuando llegué al cole el resto de trabajos eran mucho más cuquis que el nuestro, lo que me hace sospechar que soy de las pocas madres chungas que usaron mano de obra infantil pasaron tiempo de calidad con sus hijos mientras lo realizaba.

¿Y qué he aprendido de esto? Que las leguminosas son alimentos saludables.

Decidle hola a esta leguminosa tan maja.

Y que el año que viene cuando tenga que hacer un trabajo para la Heredera y otro para el Heredero Chiquitito me voy a quedar castigada sin parque un par de semanas hasta que lo consiga, si quiero mantener el nivel.

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* Para los que no sois padres: el pegamento de purpurina es lo más porque es como pegamento pero deja vuestras manualidades como si las hubiera vomitado un unicornio.

Imagen vía Sky Lover, Food52 y Poppytalk

Ayer volví a aquagym y evidentemente me volví con anécdota de viejunas

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Tras la lesión y la recuperación llevo cuatro meses yendo al gimnasio casi a diario pero aún no me había atrevido a volver a viejonatación aquagym pese a que mi fisioterapeuta favorito me lo había aconsejado. Ayer decidí volver, así que cogí mis cosas y me encaminé hacia la piscina con presteza y alegría.

Expectativas

Os ahorro cómo me fue en la clase porque más o menos lo conté en el post de hace dos años (salvo que ahora me dedico a falsear la postura cuando hay que dar saltitos a la pata coja sobre la pierna mala). Solo os diré que mirando a mi alrededor creo que las únicas personas en edad fértil de toda la piscina (y éramos unas 40) solo éramos la monitora y yo. Cuando estaba saliendo del agua intentando no resbalarme y no perder la dignidad me para una viejuna:

Viejuna parlanchina 1: Bonita, ¿te ha gustado la clase?
Patch en retirada: Sí, muy interesante (os juro que he dicho interesante, soy lo peor para improvisar conversaciones casuales).
VP1: ¿Verdad que sí? Es que esta monitora es muy lista. ¿Sabes? Me recuerdas a mi hija, ¿cuántos años tienes?

Yo huyendo del interrogatorio. En mi mente, claro.
Patch en retirada pero coja y por lo tanto con una velocidad mermada: ¿Ah sí? Je je je. Sí que ha estado bien la monitora.
VP1: No corras, espera, mira esta es mi amiga Aurora, y esta es mi amiga Felipa.
PERPCYPLTCUVM: Huy me he dejado una cosa en los garbanzos de la orilla de la piscina*, luego os veo.

No nos mires, únete

Haciendo un moonwalk me he vuelto hacia la piscina esquivando a las viejitas pero cuando entraba en el vestuario me ha abordado otra:

Viejuna parlanchina 2: Bueno, ¿qué te ha parecido la clase?
Patch sin escapatoria: Bien, bien, me ha gustado mucho.
VP2: Vente todos los días, nosotras no faltamos nunca, ¿a que no, Rodolfa?
Rodolfa deseando pegar hebra: Huy claro que no, pero nos gusta más el chiquillo. No sé por qué no ha venido hoy.
VP2: ¿Quieres quedar para mañana?
PSE: Huy no, tengo la piel atópica y el agua me va fatal, yo no creo que vuelva a la piscina. Adiós señora.
Rodolfa: Sí, mi nieto también tiene la piel utópica y no quiere agua ni a tiros. Cuídate, bonita. Y a ver si te vemos más, que me recuerdas a mi hija.

Me he vestido todo lo rápido que me han dejado mis muslos mojados. Caray, parecía Ross en aquel capítulo. a la velocidad de la luz y he intentado no mirar directamente a ninguna viejuna más porque a este paso y dada la recuperación de mi mojo viejil volvía a casa con la invitación para tomar colacao y galletas en casa del alguna viejita, que no sería la primera vez.

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* En mi piscina hay garbanzos en la orilla. Sí, lo sé, yo también pienso que es inexplicable

Mi mayor fail culinario: el día que aprendí a hacer pasta (ya en Italia)

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Llego tarde al Vermut de mis compañeras de Mujeres & Madres Magazine en el que cada una compartía su receta estrella frente a su fail culinario. Como no me dio tiempo a escribir en ese post, os lo cuento por aquí y de paso le doy vidilla a mi blog que lo tengo perdido de la mano de Dios. He aquí mi mayor fail culinario.

Corría el 2002 y yo vivía mi año loco en Italia (podéis ver en el lateral bajo el epígrafe "las historias de la abuela cebolleta") cuando, a principio de curso, se me ocurrió hacer mi primera incursión en la cocina. No sé por qué me dio por ahí, la verdad, porque la comida en la Mensa salía bastante barata (unos 3 o 4 euros por un menú completo, creo) pero el caso es que cogí mi paquete de macarrones y mis ingredientes favoritos y me fui a la cocina con mi mejor sonrisa de mini chef y mi desconocimiento y falta de vergüenza más absoluta hacia la cocina en general y hacia la civilización italiana en particular.

Puse mi olla al fuego (el fuego es un decir, teníamos unos hornillos que tardaban unos 10 minutos solamente en alcanzar una temperatura que te quemaba el dedo esto no os lo cuento porque lo haya probado o porque ya no tenga huellas dactilares en mi índice) y me di cuenta de que no le había echado agua. Dejé el fuego encendido y añadí agua. Miré el agua. Miré que no hubiera nadie mirando (en las cocinas de la residencia pasaba básicamente todo Perry) y a continuación eché los macarrones que me pareció.


Por supuesto que me puse a mirar el agua fijamente, todo el mundo sabe que la comida se prepara antes si te quedas mirando la olla, ¿por quién me tomáis? Y añadí una hojita de laurel y un buen chorrito de aceite de oliva de mis olivos Extremeños (tm). En esas estamos cuando entró una chica italiana a la que casi le da un infarto cuando me vio:

Chica italiana cuasi infartada:¿Qué haces?
Patch mini chef: Unos macarrones.
CICI: ¿Pero no sabes que la pasta se echa al agua cuando hierve?



Aquí tuve mi primera dificultad porque no entendía ni papa de italiano (no creáis a los que os dicen que se entiende perfectamente, es mentira y en situaciones de vida o muerte como esta que os digo no funciona). De lo que había dicho, solo entendía la palabra pasta y la palabra agua. La palabra clave, hervir, se dice bollire y que me aspen si alguien la reconoce cuando la escucha sin haber estudiado italiano.

PMC:¿Cuando qué? (Soy muy locuaz cuando me pongo. Además cuando qué se dice igual en italiano y en castellano #soyungenio)
CICI: Quando bolle l'aqua. (Os lo pongo en italiano por molar)
PMC:¿Eh?

Entonces mi amiga se pone a hacer un bailecito subiendo los brazos y agitándolos. Y el gestito (sí, ese gestito de juntar los dedos de las manos con el puño hacia arriba) abriendo los dedos. Yo ni idea porque vivo empanada. En este punto creo que ella iba a llamar a la policía gastronómica italiana para que detuviera mi crimen.

CICI: Cuando el agua está muy caliente y hace pompas.
PMC: Oh. Es que en España se hace así.



Os lo juro, me salió espontáneamente, no suelo mentir y admito que lo sencillo habría sido decirle que no tenía ni idea. Sé que me vais a decir que si nunca había visto a mi madre, y sí que la había visto mil veces, pero soy muy despistada y aún la llamo para preguntarle si el pescado se pasa antes por el huevo o por la harina.

Al final me hice amiga de la chica, me contó sus recetas, me enseñó bastante italiano y me civilizó gastronómicamente hablando. Gracias, Francesca, donde quiera que estés.

Por suerte me conservo joven y lozana

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Estaba yo el otro día currando en casa en ropa de yoga con mis mejores galas cuando llamaron al timbre. Normalmente finjo mi propia muerte para no tener que abrir la puerta por las mañanas ya que no suelo recibir visitas ni nada pero estaba esperando un paquete. El caso es que como no llego a la mirilla en mi casa pregunté quién era y me dijo que era "de la luz".

Tan lejos y tan cerca
Como ya estoy informada, sé que no hay que enseñar la factura de la luz a nadie bajo ningún concepto, ni revelar los datos en general ni firmar nada que pueda incriminarte. Sin embargo abrí la puerta porque no quería que la chica se quedara como un pasmarote o que me espiara o que recopilara información sobre mi hogar en caso de apocalipsis zombi.

Chica de la luz: Hola, soy de tu compañía de la luz (me muestra un carné en el que no pude leer nada, por lo que a mí respecta podía poner que venía de la URSS a imponer un nuevo orden mundial y no me habría coscado). ¿Eres la titular del contrato?

Patch en ropa de yoga y con mucha prisa: No, qué va.

CDLL: Ah, los titulares serán tus padres, ¿no?

Mis padres imaginarios

PERDYYCMP: Eh sí, sí. Mis padres.

Lo siento, creo que me estoy convirtiendo en una mentirosa compulsiva sobre todo cuando no quiero hablar con los demás.

CDLL:¿Y cuándo vienen tus papás?

PERDYYCMP: Huy por la noche muy tarde.

CDLL: Vaya, qué contrariedad. Dime, ¿eres mayor de edad?

Dramatización

PERDYYCMP: Sí, sí.

CDLL: Ya decía yo. Bueno, ¿y estás buscando trabajo?

PERDYYCMP: No, ahora mismo no.

CDLL: Mira, te voy a dejar esta tarjeta por si quieres trabajar como yo de comercial por las casas. Estamos buscando gente dinámica y seguro que te gustará mucho esto.

A tope de dinamismo
PERDYYCMP:¡Oh! Gracias, lo haré cuando acabe de estudiar si lo apruebo todo (lo siento, en mi mente ya me había montado una película en la que yo era una joven pizpireta de 20 años que estudia derecho y está en plenos exámenes finales empollando a tope mientras sus padres trabajan en un banco y en una fábrica).

Por cierto, en febrero del año que viene habré pasado los mismos años de vida siendo mayor que siendo menor de edad, y es curioso que aún me pregunten si he cumplido los 18.

Allá donde fueres... el episodio del tempura

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A principios de mes estuve de viaje por Japón con Patchboy. La verdad es que el viaje en sí daría para un montón de posts que serán escritos en otra ocasión pero hoy quería contaros el episodio del tempura porque me avergüenzo río cada vez que me acuerdo y compartir es vivir.

El caso es que había hecho un llamamiento entre mis amistades para que me recomendaran sitios guays para ver en Japón y Mónica de Desmadreando me dijo que teníamos que ir a Ten Ichi, un local especializado en tempura* situado en los bajos de la Torre Sony en pleno sector financiero de Tokio.

Llegamos, nos sentamos en la barra y miramos las fotos que había en la pared. Como había dos de Frank Sinatra nos dijimos que ese era el "place to be" por lo menos en vida del cantante. Así que nos pedimos un menú (de dan a elegir entre tres, no puedes pedir cosas sueltas al menos para cenar) y nos pusimos a mirar al cocinero que estaba al otro lado de la barra y hacía trucos de magia con las gambas.

Precisamente fue gamba lo primero que nos puso. Rebozó lo que vienen siendo las patas y el caparazón en tempura, lo frió en la sartén y nos lo puso en el plato indicándonos que primero había que mojarlo en sal. Y padentro.

Patchboy y yo nos miramos. Nuestro cerebro nos decía que las patas de las gambas eran no-padentro, pero el cocinero estaba tan ilusionado y le brillaban tanto los ojillos de la ilusión de conocernos que hicimos de tripas corazón y padentro (además, ¿no hay medicamentos para adelgazar basados precisamente en los caparazones de los crustáceos?). La sensación era un poco rara pero al fin y al cabo uno viaja para probar cosas nuevas y el caparazón de una gamba no es lo peor que puedes comer a poco que te muevas de la Península Ibérica.

A continuación ya nos puso una gamba en tempura en el formato que conocemos y amamos, que viene siendo este:


¡Ajá! ¿Qué hacemos con la cola de la gamba?¿Será padentro o no padentro? Nuestra educación nos dice que no- padentro, pero ya habíamos probado las patas de las gambas así que lo mismo en este caso era padentro también. Intentamos mirar los platos del resto de comensales autóctonos pero no encontramos pistas concluyentes sobre los hábitos alimenticios nipones. 

Hicimos (de nuevo) de tripas corazón y padentro toda la gamba.

Sé lo que estáis pensando, pero daos cuenta de que no queríamos parecer paletos ni queríamos ofender a un señor que tenía en su poder un súper cuchillo Ginsu y una olla llena de aceite hirviendo. Sí, vosotros también lo habríamos hecho.

El cocinero nos miraba impávido así que no sabíamos si lo habíamos hecho bien o mal.

Hasta que dejó en nuestros platos un par de pescaditos pequeños y con el cuchillo Ginsu cogió y cortó las colas y se las llevó a su basura.

Por si acaso.

*el rebozao de tu madre de toda la vida. Por cierto, todo estaba delicioso.

Imagen de Food Network

Así descubrí el origen de los ninjas en Iga-Ueno

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Creo que vais a tener entradas sobre Japón para unos cuantos días y así aprovecho y actualizo este blog, que es el único en el que cuento cosas personales ahora mismo. Hoy os quería contar cómo nos desviamos de los circuitos más tradicionales de viajes a Japón para viajar a la cuna de los ninjas, y más concretamente, al pueblo de Iga-Ueno.

La pista me la dio la gran Elvira Aldaz con una frase así como "bueno, esto es un plan MUY friki pero si vas a frikear". Y claro, con una introducción así no nos pudimos resistir. Usamos uno de los días que pasamos en Kyoto para adentrarnos en el Japón profundo en pos de los orígenes de los ninjas que tantos buenos ratos nos han dado en forma de Tortugas Adolescentes en época reciente y en forma de malvados esbirros en historias de ayer y hoy.

Cómo llegar a Iga Ueno, el pueblo ninja

Tren ninja, verbigracia
La respuesta corta es que si os explicara cómo llegar a Iga-Ueno tendría que mataros pero como los ninjas que conocimos son gente de bien, os lo cuento de manera sencilla: solo tenéis que coger un tren que os deje en Iga-Ueno (está cubierto por el JRP así que no os va a costar nada) y luego ahí coger un tren ninja hasta una estación que se llama Uenoshi. No intentéis hacer este tramo a pie porque está bastante retirado (y creo que hay que caminar entre arrozales). Además mola porque el tren de esta parte es ninja y esconde algunos ninjas entre los vagones. ¡La diversión comienza antes de llegar!

Desde la estación no es difícil llegar al recinto donde está el Museo Ninja y el castillo de Iga-Uenoaunque yo me perdí, pero si queréis vivir una aventura más total y hortera todavía, os recomiendo que hagáis una parada en el Museo Tanjiri Kaikan, donde podéis alquilar vuestro disfraz ninja (hay para niños y mayores, ojo, por unos 15€ el día completo). Hay una entrada que vale para los tres sitios que menciono y si vais con tiempo, os hace un apaño (aunque lo más guay es el museo Ninja).

Qué ver en el Museo Ninja de Iga-Ueno

El Museo Ninja es básicamente la casa de un ninja que han traído desde otro pueblo y que han colocado en Iga Ueno en el recinto del castillo porque por lo visto en la zona había muchos ninjas. Viendo todo lo que explican, podríamos decir, simplificando mucho, que un ninja no es más que un espía con súper entrenamiento. Se movían con sigilo y llevaban información de un punto a otro.

Para conseguir triunfar en sus misiones, tenían sus propias armas (estrellas ninjas y más) pero también algunas herramientas (como unas sandalias alucinantes para andar entre arrozales que son lo más) e incluso su código secreto para que no se fugara información. Por desgracia, como vivían una vida de secretismo no ha llegado mucho a nuestros días sobre su forma de vida, más allá de que eran muy silenciosos y muy listos.

Aquí me hallo, poniendo en práctica todo lo que he aprendido
El Museo está dividido en dos partes; por un lado la vivienda del ninja, que te enseña un guía en japonés (con letreros en inglés como el Coyote) y por otro lado el museo en sí. En la casa ninja hay trampillas y ventanas secretas por las que se podía escapar en cualquier momento el ninja. Además hay muchas rendijas para poder espiar sin que le pillaran, e incluso tenía armas escondidas en lugares súper prácticos si convives con gatos o niños.

En la parte de Museo se pueden ver los artilugios que usaban los ninjas, su código y sus disfraces. Está casi todo en japonés pero las piezas más importantes tienen también su explicación en inglés (aunque no es difícil entender para qué servía cada cosa porque tiene buenos dibujos).

Estoy tan ninjamente escondida que jamás me encontraréis en esta foto
Lo que más nos gustó fue la demostración ninja, que costaba unos 6€ más que se pagaban aparte. El espectáculo duraba unos 40 minutos y te iban explicando (esto solo en japonés) las armas y las técnicas que usaban los ninjas. Estaba bastante divertido porque los actores ponían caras, daban saltos y tiraban estrellas ninjas y además tenían buena mímica por lo que incluso si no te enteras de lo que dicen te ríes. Eso sí, solo hacen representaciones en fin de semana, así que lo mismo vais y no lo podéis ver.

Al lado de la tienda de disfraces del primer museo que os he mencionado tenéis una serie de decorados ninjas para que os podáis hacer un reportaje tan molongo como el que me hice yo. A ver, no es un templo pero ¿y las risas que nos echamos mientras practicábamos las poses ninjas?

Imagen del tren vía Wikipedia

Lo que no te cuentan de Japón: el ruido

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Como la gente de mi offline me dice que me explaye más sobre el viaje a Japón, por aquí va una entrada sobre una de las cosas que más me llamaron la atención cuando fui, y es el ruido que puebla las grandes ciudades y especialmente Tokio. Porque cuando ves las fotos te puedes dar cuenta de que hay mucha gente (de hecho en el área metropolitana de la capital viven unos 38 millones de personas que es casi la misma cantidad que vive ¡en toda España!) pero no te haces cargo del ruido.

Visualicemos por ejemplo la plaza de Shibuya, donde está uno de los cruces más fotografiados del mundo. Sí, esa de los cartelitos de neón y los cinco cruces en asterisco. Esa que tiene este aspecto:

El sitio guay para hacer la foto es el Starbucks de la derecha,
y no tienen mucho control así que no tienes ni que tomarte nada
Pues bien, fijaos en lasa pantallas de leds (las que veis aquí y las que se reflejan en las ventanas de arriba del Starbucks). Hay varias de esas pantallas que tienen sonido. Y cuando estás en la plaza, estás escuchando por un lado el gingle de la Cocacola, por otro el trailer de la última peli de explosiones y por otro un anuncio de una aspiradora, y no en un volumen bajo.

Otro ejemplo es si entras en un centro comercial o en unos grandes almacenes, donde algunas de las plantas tienen móviles (o pantallas con sonido) para anunciar los precios. En un momento dado se quita el precio y ves el anuncio ¡y lo oyes a todo trapo! Vamos, que llaman bien tu atención.

Es toda una experiencia ir paseando por las zonas comerciales y sentirte atronado por la música que sale de los sitios (no solo de los recreativos) y a veces es un alivio salir por una callejuela secundaria en busca de algo de paz entre las casas bajas.

Foto de WIL en Flickr

Mis cejas de dominio público en la Puerta del Sol

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Sé lo que estáis pensando: que mi belleza, como la de Mónica Bellucci, es natural. Pues bien, os diré un secreto: la mía no es natural (la de Mónica mejor se lo preguntáis a ella en su blog, o a san Google que yo no tengo ni idea). El caso es que la semana pasada fui a desbrozarme las cejas en el Brow Bar de Benefit de la Puerta del Sol mentalizada del rollo ese del "para presumir hay que sufrir".

Yo, antes de entrar
Me persono allí con mi cita y me sientan en un taburetede esos que dicen que si te sientas encima te estilizan pero a mí solo me hace parecer que me voy a caer desde muy alto y me pongo a esperar a que me atiendan. Es curioso observar la clase de público que llega a ese establecimiento, ya que está en pleno centro de Madrid, a pocos pasos del reloj de las uvas y de la tienda Apple. Ya podéis imaginar que lo que me rodeaba era una mezcla entre turistas, madrileños y gente despistada en general (o sea, turistas a palas).

Pues ahí me hallaba yo tan feliz esperando al desbrozamiento cejil cuando la chica empezó a untarme de vaselina alrededor de las cejas porque me las iba a teñir. "Es que no las tienes bien tupidas"y de pronto me veo en el espejo tal que con este aspecto:

Bueno, sin puro. Y sin el bigote.
Les pedí dejarme el bigote natural porque si no se me notan las raíces.
Y estaba yo allí en el culmen de mi beldad cuando me fijo que tengo público. Concretamente diez mujeres de entre 15 y 65 años de aspecto musulmán que me miran de hito en hito. Se ponen a hablar entre ellas y le preguntan a una dependienta en inglés que qué hago ahí y por qué me dan de comer después de media noche. (Bueno, lo segundo no pero todo lo demás sí es cierto).

A los cinco minutos (el tinte tenía que estar durante 10 minutos) se me acerca una adolescente argentina y me pregunta que qué hago con eso en la cara, si se me va a quedar así y que qué persigo en la vida. Como no podía ponerme las gafitas para leer e ignorar al mundo me puse a hablar con ella y le dije que no sabía, que me habían subido muy alto y que no sabía cómo escapar. Que mi meta en la vida es conquistar el mundo y que por favor me hiciera una escalera con las manos para poder huir con dignidad.

Las otras chicas se quedaron ahí mirando cómo me depilaban, teñían y maquillaban (poco, y porque se empeñaron. Yo soy antimaquillaje cuando hay 50º de temperatura y cuando hay menos porque soy guapa natural) durante media hora, hablando entre ellas y señalando a mis cejas. Menos mal que no me hicieron fotos ni me preguntaron nada cuando acabé pero qué rato surrealista.

Conclusión: lo de Benefit está bien PERO mejor ir a un sitio que no esté tan petado como el local de la Puerta del Sol. Bueno, por aquí os pongo el después por si os ha dado curiosidad :)



Inciso:¿alguien sabe decirme por qué todos los rubios de Juego de Tronos tienen las cejas negras?

La operación pañal del Heredero Chiquitito o cómo entiendo a los artificieros

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Dicen que la maternidad es una sensación plácida, en la que el AMOR VERDADERO hacia tus cachorros te inunda. En los medios de comunicación y en las historias que nos han contado siempre aparecen madres amorosas que se desviven por sus vástagos menos en los cuentos de abandonar a los niños en el bosque, pero ahí no es porque las madres sean malvadas, es solo que son pobres y si el vástago vuelve con el tesoro de una bruja les readmiten en la cabaña. Pero lo cierto es que esto no siempre es así. Como por ejemplo cuando te hallas inmersa en la operación pañal aka gastar en detergente lo que te ahorras en pañales.

Os lo ilustro con este GIF de Mayhem and Muse
que puede o puede que no esté basado en hechos reales

Con la operación pañal del heredero chiquitito me están pasando cosas que no me pasaban con la heredera como por ejemplo aprender a calibrar la parábola del pis para atinar en algún lugar que no sea ropa (ni mía ni suya) ni en ninguna parte del cuerpo (mía ni suya) ni en mobiliario, paredes, gatos o alimentos. Todo el mundo me dice que lo ideal es enseñarle a que lo haga sentado y así lo he hecho pero a poco que me descuida se dedica a hacer aguas menores de pie en el orinal que tengo instalado en el salón para que se inspire y deje de hacerse las cosas encima con gran peligro para mi salud cardiaca en particular y mi decoración en general.

El otro día estábamos haciendo la compra en el Mercadona y, cuando llevábamos el carro a medio llenar el heredero chiquitito expresa que necesita ir a evacuar para gran jolgorio mío.

Ajá, el famoso baile que todos conocemos y amamos
En un momento examino la viabilidad de tres planes:
- Dejar el carro abandonado y salir pitando con los dos niños (esto está muy feo y pensé que no era buen ejemplo).
- Devolver todo a las estanterías y salir pitando con los niños (debido a mi torpeza y a que está feo devolverle el pescado al pescadero también lo descarté)
- Pagar lo que llevaba y lo que me diera tiempo a coger y ser una buena ciudadana y salir pitando con los niños.

Al final me decanté por la tercera opción (tengo visto que cuando le apetece sabe aguantarse las ganas) así que puse en mi mente la música de Benny Hill y derrapando, con dos niños en ristre, cogí lo que me faltaba y salí de ahí como alma que lleva el diablo.

Dramatización
Como estábamos en un centro comercial, la heredera conocía bien el camino hacia los baños de las familias*y salimos disparados en esa dirección. No os voy a engañar. Vi pasar toda mi vida ante mis ojos. Recé para que no fueran aguas mayores y sobre todo para que no se le escaparan cosa que ya me había sucedido la semana anterior y había sido un asquísimo. Sentí lo que debe de sentir un artificiero cuando le dicen que se dé prisa y que aleje a la población civil porque no saben cuándo va a estallar su bomba.

Encontramos los baños sin mucho contratiempo, dejé a la heredera fuera custodiando la compra y entré con el heredero en ristre bajándole los pantalones, esquivé a un padre que estaba en el cambiador y como vi la puerta abierta, le acabé de bajar los pantalones y senté al niño en el primer WC que vi libre.

Vocecilla al lado de mi cabeza: Hola, niño, ¿qué haces? Yo estoy haciendo caca.

En efecto, cuando levanté la cabeza había otro niño haciendo aguas mayores en el WC de al lado del mío con un padre que le miraba ensimismado mientras esperaba el momento de entrar en acción. Y yo me morí de vergüenza, pero como la cosa ya no tenía solución pedí disculpas, esperé a que el heredero acabara su actuación, le felicité y salimos mientras seguíamos pidiendo disculpas. ¿Qué hemos aprendido de todo esto? Que las prisas no son buenas y que antes de sentarnos en la taza tenemos que comprobar que no haya niños ninjas en los alrededores.
_________________

* para los que no tenéis hijos, los baños de las familias son los guetos donde nos mandan a los padres a hacer nuestras necesidades con unos habitáculos en los que cabemos nosotros y un carrito de bebé y encima tiene una papelera de pañales que no huele y un lavabo a una altura de medio metro para que el niño pueda lavarse las manos sin abrirse el cráneo y sin tener que sujetarlo en vilo. Además suelen tener dos WC juntos para que el niño y el padre (o dos niños a la vez) puedan ir al baño y así ahorren tiempo. Por cierto, suelen estar más limpios que los baños de no familias.

Por qué los grupos de madres del cole son como gestionar comunidades de trolls

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*Lo primero de todo: si eres una madre del cole de los herederos y has llegado a este post, nada de lo que he escrito va por ti. Te lo juro, nada. Seguro que es por algo de la otra clase, o de otro grupo de madres en el que estoy metida. Tengo una vida digital muy llena de cosas así que nunca sé qué madre es mi interlocutora.

En los últimos tiempos estoy viviendo dos dramas, en mi vida personal y en la profesional, y son las comunidades de madres en la primera y las comunidades de trolls en la segunda. Podéis pensar que no tienen nada que ver y que las madres somos unos seres etéreos sin mala fe a priori pero lo cierto es que cada vez encuentro más similitudes. Helas aquí:

Yo cuando miro los últimos comentarios en algunos clientes
1) Las madres te recuerdan cada traspiés que hayas dado. Recuérdalo la próxima vez que tu hijo tenga piojos porque va a quedar marcado a no ser que consigas que la infección sea generalizada en pocas horas (cosa que no descarto viendo las costumbres capilares de los herederos en particular y de los niños en general. ¿Por qué juntan tanto las cabezas?). Los trolls también te recuerdan cualquier fallo y lo sacan a colación siempre que pueden. A ser posible con pantallazos.

Espero no tener que usarlo nunca <3 td="">3>
2) Los trolls están más activos los fines de semana y por las noches. A las madres les pasa igual, ya que es cuando están los niños neutralizados y hay más tiempo para chafardear en Internet (hay algunas excepciones, sobre todo con personas que llevan vidas vacuas y/o sus jefes les dejan estar en redes sociales trolleando en ambos casos).

Grandes XKCD
3) Los trolls (y las madres) siempre saben más que tú. Puede ser que el tema tenga que ver con cables coaxiales, el orden idóneo de introducir los alimentos a un bebé o qué carrito pesa menos. Da igual tu respuesta porque la persona que tienes enfrente siempre piensa que sabe más y luchará hasta su último aliento para sacarte de tu error y hacerte ver LA VERDAD.

4) Ambos aman la comunicación redundante. Decidme la verdad: ¿cuántas veces de las que alguien ha preguntado si alguien se ha llevado un babi que no era solo ha respondido la que lo tenía? Pues con los trolls pasa igual. Puedes decir "esta oferta está disponible solamente en Madrid capital" y te van a salir mil personas preguntándote "¿y en Cuenca no? ¿Y en Alpedrete? Yo me mudo a Almendralejo, ¿podré encontrar esta oferta?" y así sucesivamente.

Bueno, para todo hay grados. Imagen vía Follownews (y no sé si es auténtica)

5) Les gusta alardear: esto es sobre todo en los trolls, porque si su trolleo pasa desapercibido (para todos menos para el gestor de la marca) es como si no hubiera existido. Igual en los grupos de madres cuando empiezan a compartir las hazañas de su retoño. Lo cual en un grupo de 30 personas ya podéis imaginar qué bonitos resultados genera.


No voy a haceros más mala sangre porque creo que los que no conocéis estos mundos cuanto menos sepáis mejor, pero creedme si os digo que cada día miro al HORROR. Y el horror me devuelve la mirada.

Mi astrágalo y yo: una historia de amor

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Hoy hace dos años de mi caída. Si no queréis leer el post donde explico cómo comenzó #mividaenmuletas os hago un resumen rápido: tengo una lesión osteocondral en el cuello astragalino y encima se me ha necrosado un poquito (esto es, se me ha muerto la parte de arriba del hueso y he mandado el cartílago a Saturno y no piensa volver) por lo que me han dicho que nunca se curará del todo y que tendré que acostumbrarme a convivir con el dolor.

Como tardaron un par de meses en diagnosticarme correctamente, digamos que perdí la ocasión de las terapias tempranas así que me pasé un año en muletas y 9 meses de rehabilitación diaria. A partir de ahí me dijeron que podían operarme, pero no sabían cuántas veces, y tampoco sabían si quedaría bien del todo. Lo que sí sabían era que, en cualquier caso, me esperaba otro año más en muletas si empezaba ese proceso. La alternativa que me dieron fue ejercitar los músculos de las piernas para que el tobillo no cargara con todo el peso y que perdiera algunos kilos*.

Esta es mi cara de felicidad cuando vuelvo del gimnasio con el deber deportista cumplido

Cuando dejé de ir a rehabilitación hace un año me apunté al gimnasio. Ahora voy al menos tres veces por semana y hago bicicleta estática y elíptica. A veces nado o hago aquagym pero son los menos días. Con esto he logrado coger fondo y resistencia, y desviar parte del peso de mi tobillo a los músculos de los muslos (creo).

Además me apunté a Entulínea y llevo perdidos 13 kg en un año. Sé que no es muchísimo dado el tiempo que llevo en ello pero os aseguro que cada día es un triunfo y aún no me he rendido.

Esto es lo que he logrado en un año:
pasar de no poder dar un paseo sin muletas a recorrerme Japón
Sé que mi pie no volverá a ser como antes, y de hecho he perdido movilidad hacia arriba. Sé que tendré que seguir mucho tiempo con las cojeras y los dolores cuando cambia el tiempo o cuando se me enfría la articulación pero sigo peleando cada día para poder disfrutar de cosas tan tontas como un paseo largo o poder estar de pie en el parque mientras juegan mis hijos, cosas que hace un año no podía ni imaginar.

Tengo buen ánimo aunque a veces me flaquean las fuerzas. Ya sabéis, nadie puede estar poniendo cara de valiente 365 días al año pero mi entorno me apoya y voy sacando tiempo de donde puedo para seguir cuidándome. El premio no es pequeño, ¿no os parece?
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* entre medias me dijeron que en las resonancias salía muy iluminada la articulación y que podía ser cáncer. Luego se dieron cuenta que una de las terapias de rehabilitación también hacía ese efecto y que no era cáncer. Os juro que me dio un microinfarto.

La foto de las muletas es de Violeta Rodríguez y el resto mías :)

Aventuras en la nieve

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La semana pasada, aprovechando que yo estaba de vacaciones los clientes no me hacían mucho caso aprovechamos para ir a la nieve. En mi mente todo iba a ser fantástico: haríamos muñecos de nieve, nos tiraríamos bolas de ídem y volveríamos a casa con las mejillas sonrosadas después de pasar un día al aire libre y lejos de la boina de contaminación que se cierne sobre nuestras cabezas. Como siempre, me equivoqué.

En primer lugar, nos costó horrores arrancar: no aparecían por ningún lado los guantes, los gorros que encontrábamos eran todos de la talla 9 meses (y mis hijos son más bien cabezones, han salido a mí), luego no había manera de ponerle botas al Heredero Chiquitito. Un despropósito.

Cuando por fin conseguimos meternos todos en el coche y emprender rumbo hacia la sierra* porque habíamos visto alguna montaña blanca. En efecto, cuando llegamos había más bien poca nieve, o entre poca y ninguna. Pero no nos rendimos porque somos padres persistentes y la falta de nieve no nos iba a frenar por no hablar del llanto rompevasos que emiten mis hijos cuando no se cumplen sus expectativas, así que seguimos subiendo.


¡En la nieve puedes realizar todo tipo de actividades emocionantes!

Por fin, vimos nieve en Navacerrada pero también un aluvión de gente que nos impedía movernos (y eso que las pistas siguen cerradas) así que seguimos hacia Cotos, donde un trillón de familias habían tenido la misma idea pero más temprano y con más gorros y guantes. Seguimos hasta el siguiente puerto que es Valdesquí y por fin pudimos aparcar. Pero hete aquí que Valdesquí está muy bien preparado para quien quiera esquiar (las pistas también estaban cerradas) pero fatal para quien quiera hacer el dominguero caminar por la sierra.

Pero eso tampoco nos detuvo. Emprendimos la marcha por la cuneta hasta que llegamos a un punto donde la valla que nos impedía el acceso a la nieve dejaba un hueco de unos 60 centímetros (no en las pistas, al lado. No estoy tan loca como para colarme en las pistas) y pasamos por él. ¡Por fin íbamos a poder hacer muñecos de nieve, bolas de nieve y cosas de nieve!

El problema es que en Madrid no ha estado haciendo mucho frío y la nieve no era muy buena. Sí, sé que el hecho de que las pistas estuvieran cerradas debería haberme alertado pero ya sabéis lo que le pasa al cerebro cuando no duermes. La "nieve" que veíamos no era más que un bloque de hielo que cubría la montaña por completo.

Olaf os explica lo que le pasa a la nieve de Madrid
No pudimos hundir nuestras botas en lo blanco, ni hacer figuras ni nada (lo habríamos hecho en caso de llevar un picahielos, pero se nos quedó en casa junto al compás de pizarra), así que pasamos el resto del día oyendo al Heredero protestar porque le daba miedo resbalarse y viendo cómo la Heredera se ponía a cruzar un arroyo tentando a la muerte su suerte.

La moraleja es que en Madrid no hay nieve, así que toda pista sobre dónde hay algún lugar para hacer el tonto y pasar frío (que no sea Xanadu, que nos conocemos) será bienvenida.

* La sierra es como llamamos a los madrileños eso que aparece en el horizonte cuando se va la niebla de la contaminación.

Así evité que me robaran el monedero unos carteristas

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Yo venía caminando desde la parte izquierda hacia Cibeles
El martes a las 15.15 iba yo caminando por el Paseo del Prado a la altura del Banco de España mientras hablaba por teléfono. Era un día de reuniones, y llevaba todas mis cosas en la mochila. De pronto noto como que estoy rodeada de gente y no me pareció normal porque no había mucha y noto también como un tirón en la mochila. Me giro y veo a un tío moreno de 1.80, barba, cazadora negra y gorra de Madrid con el brazo metido hasta el hombro en mi mochila.

En ese momento me pudo la adrenalina y me puse a gritar:

¡ME ESTÁN ROBANDO! ¡HIJO DE PUTA! ¡ME ESTÁN ROBANDO!

(Es posible que le rompiera el tímpano a mi interlocutora. Aprovecho para volver a pedir disculpas)

El tío que iba a su lado, moreno, pelo corto, sin barba, de 1,75, cazadora de cuero y vaqueros tiró al suelo mi monedero que por suerte estaba intacto. La gente que había alrededor me ayudó a detener a los carteristas hasta que llegó la Policía. Mientras esperábamos a que llegaran, me ayudaron los guardias de tráfico que había en Cibeles, rato que aprovecharon los cacos para mirarme medio descojonados y el de las barbas para hacerme el gesto de juntar las manos como pidiendo perdón. El muy cabrón.

En cuanto llegaron los policías empezaron a decir que eran menores de edad y que eran rumanos, que vivían en una chabola y no tenían dirección. Que no habían hecho nada, los pobres. Los agentes  cachearon a los carteristas (evidentemente no llevaban nada encima, estoy casi segura de que había un tercero que se escapó en medio del jaleo) y me dijeron que no podían hacer nada con ellos. Que si decían que eran menores se libraban y que ya les conocían porque suelen ponerse por la zona.

Cuando al día siguiente fui a la comisaría me dijeron que no podía poner una denuncia porque no había habido delito, ya que no me habían robado nada. Y que lo más probable es que si lo hubieran hecho tampoco podrían hacer mucho.

Mal de muchos, epidemia
Así pues, os digo: estad atentos a vuestros bolsos y a la menor cosa rara que notéis, gritad. Gritad a pleno pulmón (hay quien dice que lo ideal es gritar FUEGO pero si os digo la verdad, no te da tiempo a pensar qué tienes que gritar). ¡Ah! Y también me sugirieron los policías que para la próxima que les dé yo un bofetón y que si llega la Policía lo niegue igual que ellos niegan lo del robo, porque va a ser lo único que les puedes hacer.

Me voy a seguir gruñendo en contra del sistema y de los dos cabrones que casi me roban el martes.

El día que decidí teñirme el pelo de turquesa con Colorista de Loreal

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Hace un par de semanas fue mi cumpleaños, y en el frenesí que me da la madurez tomé una decisión arriesgada: entraría en los 36 con el pelo teñido de color turquesa. Ya sabéis cómo son estos pensamientos, te van rondando la cabeza y un buen día entras en una droguería y sales con un alijo como este:


En la caja me las prometía muy felices, ya que había una chica con el pelo tan oscuro como el mío que se había aplicado Colorista y se le había quedado con un color así como de pavo real de lo más interesante. Ya me veía como una chica manga con mi pelo revolucionario, volviendo a mis veinte años haciendo locuras y siendo malota en los recre.

A la hora de elegir el tono, me decanté por este porque en la caja aseguraban que se fijaba en todos los tonos de pelo y yo en ese momento lo tenía marrón medio (o eso me suele decir el peluquero) y blanco por las sienes, que por más que me esfuerce nunca consigo domarlas del todo.

Aunque en la caja ponía que mejor hacer la prueba en un mechón pequeño, como yo estoy muy loca y vivo la vida a fondo voy siempre fatal de tiempo me lo apliqué en la cabeza entera. Me esperé la media hora que ponía en la caja, entre paranoias de que me picaba el cuero cabelludo y con la duda de si me vería bien con un pelo tan atrevido. En media hora te da tiempo a considerar si serás alérgica a algo o qué demoños harás si te llama un cliente por teléfono mientras tienes esa plasta en la cabeza.

Cuando acabó el tiempo lo aclaré, lo sequé y este fue el resultado:

Me puse un jersey del color aproximado de mi pelo para que se vea bien el acierto

Mis resultados, como podéis ver en la imagen, no pueden ser más mierderos esclarecedores: el Colorista este tiñe menos que el spray de carnavales de todo a 100. Nada de nada, ni siquiera las canas se me pusieron turquesa. Eso sí, luego pasé una semana manchado de azul la almohada (?) y echado agua azul al lavarme el pelo.

Me voy a comprar una peluca, he dicho.

(Y no me vengáis con lo de decolorarme el pelo porque ya he estado ahí y no me ha gustado).

Por qué odio a los detectores de movimiento

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Hoy os traigo un post de #bajitosdignidad porque he empezado una cruzada contra unos aparatejos del infierno que cada vez existen en más lugares: los detectores de movimiento. Un detector de movimiento tiene más o menos esta forma:

Míralo con su movida blanquita, que parece que te sonríe.
No te dejes engañar.
No es que me haya metido a ladrona (¿el femenino de caco es caca? Es para una amiga), sino que hay uno de estos casi en cada espacio público allá donde voy. Las luces del descansillo de mi madre se encienden con un detector de movimiento. También te detectan en algunos baños públicos y luego están mis favoritos, los que hay sobre las puertas correderas contra las que me estampo sin remedio un par de veces al mes para no perder las buenas costumbres.

Pues bien, os voy a decir mi opinión: los detectores de presencia son un tr*ño del tamaño de la Torre de Pisa. Cuando mides metro y medio es que no te ven. No existes. Es que ni se inmutan los tíos. Yo creo que deberían llamarlos detectores de gigantes y venderlos como tales.

Ya he perdido la cuenta de las veces que acabo bailando el YMCA para que se abra una puerta o mientras estoy haciendo aguas menores en un servicio público de esos que provocan tifus solo con mirarlos. ¿Os hacéis una idea?

No encuentro el papel higiénico, YMCA...
Y no me refiero solo a la luz. ¿Qué me decís de esos inodoros que también tienen que presentir tu ausencia para que se descargue la cisterna? Yo no sé qué hacéis vosotros. Yo en estos casos me decanto por bailar la Macarena a ver si en un saltito le da a la cosa por arrancar, porque me da pampurria huir del retrete sin que hayan desaparecido mis aguas menores.

No quiero terminar sin mencionar los detectores que llevan los grifos. No hablaré de si el agua sale muy fría o muy caliente porque eso da para un post aparte, pero seguro que no soy la única que pone las manos debajo del grifo y empieza a frotárselas como una mosca a ver si aparece el líquido elemento.

¿Tan difícil es crear algo que detecte a personas pizpiretas que midan menos de 1.50? Por favor, decidme que no estoy sola en esta cruzada.


Imagen vía Leroy Merlin.

Soy la líder de opinión de mi gimnasio

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Como ya sabéis, mi proyecto de #tiabuenación pasa por ir al gimnasio bastante a menudo* y os prometo que intento actuar normal, ser normal y utilizar las máquinas como si fuera normal, pero es que a veces pasan COSAS. Esas COSAS suelen ser debidas a que no me funciona bien el tobillo, no me dejan la máquina que quiero o alguien me habla. La COSA que provocó el post de hoy es una mezcla de estas tres circunstancias.

Dramatización: Elíptica BIEN

Estaba yo en una máquina elíptica que no había probado nunca, porque las normales estaban todas ocupadas por viejunos personas de una edad provecta y de pronto detecto que los escalones son más altos y que soy incapaz de ir marcha adelante. Me intento concentrar, miro los pedales con atención, intento dirigir mis piernas adelante pero aquello solo iba marcha atrás. Por suerte, me contaba igual los kilómetros, así que decido seguir con la naturalidad y la frescura que me caracteriza.



Como no soy maniática, sigo leyendo mi libro porque en casa no me dejan leer de seguido con mis quehaceres deportivos cuando el señor de al lado me empieza a mirar. Cuando ha conseguido llamar mi atención, me mira, y me dice:



Señor con buena intención pero poca idea: Chica, ¿no te has dado cuenta de que vas hacia atrás?
Patch con pocas ganas de hablar: Sí, lo hago aposta.
SCBIPPI: Te vas a lesionar, ¿por qué vas marcha atrás?
PCPGDH: Es que es bueno para el piramidal, me ayuda a trabajarlo y a estirarlo**.
SCBIPPI:¿Dónde está el piramidal?

Me señalo el culo y sigo a mi bola con mi libro entrenamiento.

Os juro que a los diez minutos, cuando me bajé de la máquina, el señor de al lado ya iba marcha atrás en la elíptica.

Espero que no se haya lesionado, porque no le he vuelto a ver.
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* Cuando a menudo tiende a "el día que no tengo reuniones, ni marrones, ni cumpleaños"
** Chicos, no hagáis esto en casa sin la supervisión de una Patch

Patch contra el entretiempo

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Parece que fue ayer cuando todavía estábamos al sol en la piscina(bueno, técnicamente en mi caso fue la semana pasada porque vamos a una piscina a jugar con Pinypones. Es una larga historia, mejor imaginadme como una diosa de la maternidad que se puede tender al sol en la piscina mientras sus vástagos no se intentan suicidar) pero ya ha llegado el otoño a nuestras vidas. El termómetro ha descendido y por las mañanas, cuando dejo a los herederos en el cole, solemos estar a unos 14/15 grados que no nos dan lugar a muchas alegrías.

Pero es que en Madrid no tenemos directamente invierno, sino que ahora atravesamos el periodo que nuestros ancestros llamaban entretiempo y que se traduce por no-sé-qué-ponerle-a-este-niño-para-que-no-se-torre-ni-se-hiele. Así pues por la mañana hace un frío que pela, a medio día con manga corta te torras al sol y en cuanto pasan las seis de la tarde ya estamos de nuevo viviendo en Invernalia.

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Como paso de ir cargada por la vida he optado por la solución más sencilla: en vez de ropa interior, un bañador. Justo encima unos pantalones cortos y camiseta de tirantes. A continuación sudadera y pantalón largo y encima de todo un chubasquero amarillo del capitán Pescanova.

Dramatización
De este modo, los niños van preparados para cualquier vicisitud. Bueno, excepto el otro día que el #herederochiquitito se me metió en una fuente y acabó sin camiseta y dos capas de pantalones (más el bañador). Ese fue el momento en el que opté por añadir la capa de chubasquero capitán Pescanova para completar el outfit.

Cuando acabe el primer mes de colegio os cuento cómo lo llevo. Si sobrevivo.

La carrera contrarreloj de cada mañana

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Mis días empiezan un poco antes de que suene el despertador, porque tengo entre uno y dos niños bajo las axilas y más o menos un gato de nueve kilos que puede ponerse encima de mis piernas, por lo que si me despierto inesperadamente no sé si estoy catatónica o es que el biotopo de mi cama ha florecido más de lo esperado.
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Me levanto intentando despertar al menor número de mamíferos posible pero no suelo tener suerte. Mientras me caliento el café voy respondiendo a preguntas del tipo "mamá, ¿hoy también hay cole?""mamá, pero ¿cuánto falta para los Reyes?" o mis favoritas "¿pero tú te vas a morir o no?". Comprenderéis que es una buena manera de espabilarte, 100% cafeína free y natural.

Los niños desayunan o no mientras me ducho, pero eso no es lo importante. Lo importante es que justo van a querer desayunar lo que se acabó ayer o una cosa que vieron en la tele o lo que desayuna mi amiga Margarita, que me lo ha dicho y si no puedo desayunar lo de Margarita no tengo nada, que soy como la cerillera y soy la niña más desgraciada del mundo.

Salgo de la ducha en la que ni confirmo ni desmiento que haya tenido espectadores que hayan señalado dónde tengo pelo y dónde no y comienzo a perseguir ternascos para vestirles. Como soy un despiste con patas si llevo el pantalón y los calcetines, el niño no lleva ropa interior y si le pongo la camiseta del uniforme, el infante prefiere la de Batman. O mi compañero de piso o yo empezamos a calzar niños y a asearles para quitarles las legañas como torrijas de grandes y los restos biológicos de la colación.

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Salgo del baño y el primer niño en ser aseado se ha desnudado haciendo una resistencia pacífica a la opresión maternopaternal. Visto al niño. Cuando acabo de vestir al niño el otro también se ha quedado en culos por puro corporativismo.

Voy a salir de casa. Llego a la calle. Se nos ha olvidado la Nenuca Chuchucita. Subo a por la Nenuca y les suplico que no salgan del portal. Bajo a la Nenuca. Se me ha olvidado el dinosaurio. No, el grande no, el pequeño. Vuelvo a casa, cojo el dinosaurio. Los meto en el coche.

Llego tarde a clase, aparco de cualquier manera y rezo para que no me multen. De nuevo.

Qué bonitas son mis mañanas, caray.

El otro día me estuve fijando en mi bañera

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Y sin ser yo nada de eso, me di cuenta de que las juntas iban negreando. Más que negreando estaban ya bastante negras, así que me armé de paciencia y un estropajo de aluminio e intenté limpiarlas, pulirlas y darles esplendor. Con un resultado pobre, ¿para qué os voy a mentir?

Sé que mis dramas bañeneros os la traen un poco al pairo pero ya sabéis que soy muy de darle vueltas a las cosas y de meterme en todos los charcos. Estaba en la cama y podía oír cómo las bacterias iban colonizando mi bañerita. Iba al cole a llevar a los niños y podía oler el moho creciendo en las juntas de mi bañera. No, no me preguntéis a qué huele el moho porque no lo tengo claro, y además tengo el colegio lejos de la bañera pero ya me entendéis, ¿no?

El dramita

Como llegado del cielo me llegó un desafío Handbox que estaba hecho para mí, que era lo que la gente de Ceys llama el reto Stop Moho y me mandaron a un instalador a casa que me ayudó a retirar la silicona mohosa y a poner una silicona nueva.

Después de un par de aventuras que contaré en otra ocasión, apareció en mi casa Ángel, el instalador y en un periquete me cambió las juntas con esta máquina que me tiene fascinada:

Como veis, el resultado es bastante bueno. Y el después os lo enseño cuando le dé una manita a los azulejos que también necesitan un repaso en las juntas.

Por cierto, si queréis que también vayan a vuestra casa podéis apuntaros por aquí mismo al sorteo y aplica a toda España, así que ya sabéis.

* Este post es una colaboración con una marca. Podéis consultar mi política con las marcas aquí.
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